“¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?” (Lucas 24,5).
En la fiesta de la Pascua los cristianos celebramos la vida. Jesucristo con sus enseñanzas, muerte y resurrección nos muestra el camino para alcanzar una vida plena y fecunda. Pero ¿qué significa esto?
San Pablo escribe que, según las enseñanzas de Jesús, fuimos “llamados para vivir en libertad” y a ser “servidores los unos de los otros, por medio del amor.” (Gálatas 5,13). A vivir los frutos del espíritu de Dios: el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la bondad, el dominio de sí. Evitando lo que nos hace daño: el odio, las divisiones, la envidia, la ambición desmedida. La auto referencialidad que nos aísla y nos impide percibir las necesidades de los otros, su alteridad y dignidad.
En el evangelio de Marcos, Jesús dice: “Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así” (Marcos 10,42-43). Nos muestra otro tipo de liderazgo cuando dice que “no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud” (Marcos 10,45).
En Pascua recordamos cómo el Pueblo de Israel pasó de la esclavitud a la libertad, saliendo de Egipto hasta llegar a la Tierra Prometida. Y celebramos el paso de Jesús de la muerte a la resurrección. Podemos preguntarnos: ¿qué significa esto para cada uno de nosotros? ¿Cómo podemos aplicarlo en nuestra vida personal y comunitaria? ¿Qué actitudes y hábitos nuestros “matan” y cuáles dan vida?
San Pablo escribe que, según las enseñanzas de Jesús, fuimos “llamados para vivir en libertad” y a ser “servidores los unos de los otros, por medio del amor.” (Gálatas 5,13). A vivir los frutos del espíritu de Dios: el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la bondad, el dominio de sí. Evitando lo que nos hace daño: el odio, las divisiones, la envidia, la ambición desmedida. La auto referencialidad que nos aísla y nos impide percibir las necesidades de los otros, su alteridad y dignidad.
En el evangelio de Marcos, Jesús dice: “Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así” (Marcos 10,42-43). Nos muestra otro tipo de liderazgo cuando dice que “no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud” (Marcos 10,45).
En Pascua recordamos cómo el Pueblo de Israel pasó de la esclavitud a la libertad, saliendo de Egipto hasta llegar a la Tierra Prometida. Y celebramos el paso de Jesús de la muerte a la resurrección. Podemos preguntarnos: ¿qué significa esto para cada uno de nosotros? ¿Cómo podemos aplicarlo en nuestra vida personal y comunitaria? ¿Qué actitudes y hábitos nuestros “matan” y cuáles dan vida?
En esta celebración pascual podemos preguntarnos qué camino vamos a elegir, qué actitud vamos a tomar. Este año, una vez más, se nos ofrece la oportunidad de elevarnos por encima de nuestras pequeñeces para elegir una vida más plena y fecunda en Jesucristo.
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